martes, enero 27, 2009

Editorial

Oscurantismo vs racionalidad


México DF, enero 27 de 2009.
Las pasadas dos semanas NotieSe dio cuenta de dos eventos que abordaron el tema de las familias: el VI Encuentro Mundial de las Familias, organizado por el Estado Vaticano en México, y el Seminario: Familias en el Siglo XXI: Realidades Diversas y Políticas Públicas, organizado por El Colegio de México y diversas organizaciones civiles que pugnan por la defensa del Estado laico.
En el caso del primer evento participaron obispos, arzobispos, cardenales, sacerdotes y muy pocas monjas. Asimismo, fueron convocados un selecto grupo de hombres de negocios pertenecientes al Consejo de la Comunicación, instituciones educativas de corte religioso y sus organizaciones “civiles”, quienes junto con los jerarcas religiosos cerraron filas en torno a una concepción estrecha y excluyente de la familia.
Los mensajes de este evento fueron tajantes: “La familia natural es la célula básica de la sociedad. El matrimonio está constituido por un hombre y una mujer en donde los hijos son el complemento y consecuente destino”.
La postura ante la homosexualidad fue contundente: “Los homosexuales son un error antropológico”, mientras que a las mujeres se les señaló como responsables de las violaciones al vestir “provocativamente”.
Sin ningún recato, los enviados del Papa, dictaron desde su visión decimonónica cómo deben ser las políticas en materia de educación, salud o economía. Los prelados insistieron en que su iglesia tiene el derecho legítimo de ser partícipe de la vida política y hacerse cargo de, por ejemplo, la educación; pues consideran que la pedagogía que no toma sus preceptos es nociva para los niños al no reafirmarles los “valores morales” que la iglesia católica considera deben ser enseñados desde los primeros años de vida de los infantes.
En fin, el Encuentro lanzó una serie de mensajes que lejos de mostrar a una iglesia sensible y moderna que busca adeptos, provocó la crítica en la opinión pública por el dogmatismo de las cúpulas de poder que hacen de esa institución un reducto del pasado inquisitorial.
Sin duda, el discurso culpígeno y manipulador de la iglesia católica durante los días del Encuentro, deja claro lo que buscan: ambición por el poder político y económico, que es al fin de cuentas lo que los mantiene y el propósito que más anhelan.
En contraste, el seminario en el Colmex aportó información basada en investigaciones científicas, estudios demográficos y percepciones de la vida social apegadas a la realidad que vive la ciudadanía actual.
En la declaratoria de dicho evento se planteó como prioridad “impulsar un nuevo Derecho de las Familias que reconozca los diversos arreglos familiares más allá de la consanguinidad, que preserve los derechos y la dignidad de cada uno de sus integrantes y que promueva relaciones equitativas y justas”.
Sin que se mencionara abiertamente, pero haciendo alusión a la presencia de Felipe Calderón en el Encuentro religioso, se pidió el respeto al principio de laicidad del Estado y refrendarlo como base de las instituciones y de las políticas públicas en México… para dar cabida a la diversidad religiosa, ideológica y filosófica y favorecer una convivencia respetuosa de la pluralidad. (AM)

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