Ecos de la XVII Conferencia Internacional sobre el Sida 2008
Movilidad poblacional, pueblos indígenas, discapacidad y VIH/sida
Por Agencia NotieSe
Al negar o restringir la entrada, la estancia y la residencia de las personas que viven con VIH por su estado serológico, 66 países del mundo actualmente ejercen la discriminación, violan los derechos humanos e impiden una respuesta eficaz a la pandemia.
La medida, que tuvo su origen a principios de la década de los 80 —cuando la ignorancia, el miedo y los prejuicios en la respuesta a la VIH estaban acentuados—, fue derogada recientemente por Estados Unidos en el marco de la XVII Conferencia Internacional sobre el SIDA que se realizó en la Ciudad de México del 3 al 8 de agosto de 2008.
Las restricciones de viaje impiden a los seropositivos visitar a sus parientes, hacer negocios, estudiar o trabajar en otros países. Se desconoce el número de personas que han sido afectadas; no obstante, parece ser que los más afectados son los trabajadores migrantes, pues comúnmente se les obliga a hacerse pruebas de VIH, y si el resultado es positivo son rechazados o deportados, además de que su condición serológica a menudo es divulgada.
Esto es devastador financiera y emocionalmente, porque se pierden todos los compromisos económicos y el afectado regresa a una comunidad en donde es probable que se enfrente a la discriminación y al rechazo.
Ratri Suksma, representante de la Coordination of Action Research on AIDS (CARAM, Asia), dijo en la Reunión de Alto Nivel sobre el SIDA de las Naciones Unidas —junio de 2008— que "estas políticas no contribuirán a lograr el objetivo del acceso universal; sin embargo, sí contribuyen al aumento de la estigmatización y la discriminación. También soy una persona que vive con el VIH, y de revelar mi condición, estoy tomando el riesgo de que me prohíban la entrada a este país y otros más de setenta de todo el mundo".
En 2007, la Sociedad Internacional del SIDA (IAS) publicó su postura oficial con respecto a la política relacionada con las restricciones por vivir con VIH: "La Sociedad Internacional del SIDA no celebrará sus conferencias en los países que restringen a corto plazo la entrada de personas que viven con el VIH/sida y/o requieran su estado serológico respecto al VIH en los formularios de solicitud de visado o de otro tipo de documentación requerida para la entrada en el país. "
En los países en donde son vigentes las restricciones de viaje se alimenta el prejuicio que considera al VIH como un “problema de extranjeros”, de manera que se minimizan las campañas que pugnan por el sexo seguro. Asimismo, se ejerce presión sobre quienes viven con el virus, de tal suerte que abandonan sus medicamentos y el VIH se hace resistente al tratamiento anti sida.
Migración, VIH y hombres que tienen sexo con otros hombres
Más allá de la visión arquetípica, los inmigrantes constituyen una población heterogénea. Al ser aludidos, generalmente se homogeniza su condición sin importar factores como el género, el país de origen y los motivos para mudarse, según expone el estudio Trayectos, realizado en San Diego, California, con el financiamiento del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano de los Estados Unidos.
En dicha investigación etnográfica se aborda el tema de los hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH) inmigrantes y el riesgo de infección por VIH. En este contexto, es importante destacar que de los casi 185 mil casos de sida registrados en latinos de Estados Unidos, cerca de 149 mil corresponden a varones, y más de la mitad de éstos son HSH.
Trayectos reveló que el contexto social incide fundamentalmente en la reducción de riesgo de transmisión de VIH. De esta manera, es importante reconocer la diversidad sexual y que además de las motivaciones económicas para la migración, existen las sexuales, tal es el caso de Hernán, uno de los participantes: “vengo de una familia tradicionalmente evangélica, no podía yo salir del clóset. Siempre viví una vida que yo no era”.
Los hombres gays y bisexuales que participaron en la investigación quieren evitar adquirir el VIH o transmitírselo a sus parejas; sin embargo tienen algunas deficiencias de información. Por ejemplo, algunos consideran que durante el sexo anal, el que penetra corre menos riesgo que el penetrado.
Asimismo, es importante destacar que gran parte de los entrevistados expuso que el encontrarse con culturas sexuales ajenas puede representar un riesgo; pero también sus experiencias sexuales antes de emigrar, así como las diferencias de poder que emergen en el contexto social nuevo. “Coexisten con antiguos modelos que están basados en roles de género”.
El estudio Trayectos sugiere que el fenómeno debe de abordarse de forma integral, de manera que “los programas de prevención de VIH deben concebir a los individuos como personas que están incluidas en contextos sociales y sexuales que pueden favorecer el riesgo de VIH. Debemos evitar ver a las personas como si estuvieran separadas o aisladas de toda influencia interpersonal, contextual, o situacional”.
Los resultados de Trayectos se encuentran en el documento Fronteras de Riesgo, ubicado en la página electrónica: http://www.caps.ucsf.edu/projects/Trayectos/monograph/SpanishFinal.pdf
Pueblos indígenas y VIH
Durante la II Pre- conferencia Mundial de Pueblos Indígenas, Originarios y Afrodescendientes frente al VIH/SIDA. Las Sexualidades y los Derechos Humanos, efectuada del 31 de julio al 2 de agosto de 2008, la investigadora Patricia Ponce expuso que en México no existe un registro epidemiológico sobre los casos de VIH/sida en la población indígena, de manera que hay un “profundo desinterés” de científicos sociales, agencias financiadoras, organizaciones y gobierno ante la etnicidad, la inequidad, el racismo, la migración y la extrema pobreza.
La doctora en ciencias sociales señaló que existe mayor prevalencia al interior de algunos pueblos indios y que ésta es seis veces mayor que en la población en general; sin embargo, la postura de los investigadores, tomadores de decisiones y servidores públicos se rige por la idea de que los indígenas son asexuados o tienen patrones de comportamiento que los hacen inmunes a los padecimientos de la modernidad; no obstante que “como cualquier grupo humano expresan y ejercen sus deseos sexuales”.
Por ende, los pueblos indígenas están condenados a la invisibilidad; no existe un modelo de atención intercultural que atienda las realidades de este sector de la población, y hoy día hay muy pocos liderazgos capacitados para hacer trabajo comunitario de sensibilización en materia de VIH y otras infecciones de transmisión sexual (ITS).
Ponce propuso hacer visible en el ámbito internacional la agenda de los pueblos indígenas; obligar a los gobiernos a cumplir con su responsabilidad de ser garantes de los derechos humanos; así como “crear una estrategia intercultural que permita dar una respuesta efectiva a la prevención, atención y mitigación del daño”.
Discapacidad y VIH
Durante la Tercera Reunión Técnica Latinoamericana sobre VIH/sida, Discapacidad y Enfermedades de Transmisión Sexual, representantes de países de América Latina subrayaron que el VIH y la discapacidad son temas que en el imaginario social aparecen desvinculados, pues se cree que las personas discapacitadas no llevan a cabo una vida sexual activa.
Según la ponencia Sexualidades y discapacidades. La igualdad diferente, pronunciada por la investigadora María Soledad Arnau Ripollés en el seminario Discapacidad y vida independiente (2004), al ser considerados como asexuados, las y los discapacitados se ubican en una situación de vulnerabilidad frente al VIH/sida.
Sin embargo, “tienen pleno derecho a vivir y a disfrutar sus sexualidades, aunque carezcan de autonomía física para llevar a cabo por sí mismos las relaciones sexuales… se debe de fomentar la autoestima de mujeres y hombres con discapacidad como uno de los mejores mecanismos para evitar la sobreprotección, que genera infantilismo, vulnerabilidad, incapacidad para tomar decisiones”.
En la Tercera Reunión Técnica Latinoamericana sobre VIH/sida, Discapacidad y Enfermedades de Transmisión Sexual se hizo hincapié en atender de manera integral la salud de las personas discapacitadas, incluyendo la sexualidad, así como la prevención del VIH/sida y otras ITS.
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