lunes, marzo 31, 2008

Cortos de Laica 153

Muchas libertades requieren soñarse, conquistarse o construirse antes de ser disfrutadas. Para el ser humano, han sido vitales su sensibilidad, la belleza y el arte que, lejos de ser únicamente valores decorativos, constituyen uno de los rasgos más importantes con que se ha creado y diseñado el ser humano mismo y el mundo que lo rodea. Raymond Bayer, en su Historia de la Estética (Fondo de Cultura Económica, México, 1993) nos habla de cómo se concibe el inicio de esa entrañable vocación humana por el arte:

Tomaremos el término estética en el sentido de reflexión acerca del arte. La palabra “estética” hizo su aparición en el siglo XVIII al emplearla Baumgarten (1714-1762) pero en ese momento con un significado preciso: teoría de la sensibilidad. Los valores estéticos no se presentan aislados; son funciones de valores morales y políticos.

Lo que constituye el arte es la creación y el desinterés, pero se ha mostrado que el instrumento ha sido una de las raíces del arte y que toda especie de arte ha sido interesado en un principio. El desinterés se va desarrollando poco a poco y no llega jamás a ser radical.

El arte prehistórico es un arte intelectual en el sentido de que el artista se concede cierta libertad para deformar esta o aquella parte del animal, por ejemplo en una pintura, con el fin de darle mayor fuerza de expresión.

La imitación hizo surgir la danza con máscaras, en ocasiones el disfraz con la piel de animal imitado: es probable que en el principio se hiciera con el deseo de engañar a la presa, después para influir en ella y atraerla.

El arte rupestre se desarrolló gracias al profundo conocimiento que los cazadores tenían de las formas y de las costumbres de los animales; el arte de la caza es el tema principal de las cuevas adornadas. El arte prehistórico tenía, ante todo, un carácter social; no se habría podido crear si la sociedad no lo hubiese considerado útil. El eslabón unificador entre lo útil y lo desinteresado consiste en la preocupación esencial del arte en agradar a los demás.

El origen del arte reside en la sensación, el recuerdo y el mimetismo. El interés notorio por los animales con los que y de los que vivían, la magia, los conceptos totémicos o míticos. El hombre primitivo se siente místicamente unido al grupo social y a la especie animal o vegetal de la que el grupo cree haber descendido.

Frente por la Cultura Laica

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