martes, abril 01, 2008

Cambió el seminario y de sexo

Le enviamos el artículo publicado el día martes 1 de abril del 08 en el periodico: Milenio Sección: Ciudad Pág. 24

Tania Itzel, antes Mauricio, quería ser sacerdote antes de definir su situación de género.

Georgina Pineda
Después de tres años de preparase para ser sacerdote en un seminario en la Ciudad de México y dedicar el resto de sus días a profesar la religión católica, Mauricio “N” decidió dejar todo para cambiar de sexo y convertirse en Tania Itzel.
Mauricio, ahora Tania, creció en un hogar en el que desde pequeño le inculcaron la religión católica. Desde los siete años de edad y hasta los 16 fue acólito en la parroquia San Juan de los Lagos, Distrito Federal.
Desde pequeño enfrentó todos los conflictos que viven los transexuales.
No se identificaba con las actividades que regularmente realizan los varones, por el contrario, deseaba que le regalaran una muñeca en lugar de un carrito de control remoto. Fue hasta la adolescencia cuando confirmó: “Me sentía muy a gusto cuando me pude poner un arete y dejarme crecer un poco el cabello”. Esto, por supuesto, no fue del agrado de los miembros de su familia, en cuyo hogar la vida era muy rígida, con un abuelo integrante del Ejército mexicano, una madre enfermera y un padre que trabajaba en el gobierno federal.
La no aceptación de su condición en el seno familiar conllevó a que su abuelo pidiera al párroco de la iglesia San Juan de los Lagos que le permitiera ingresarlo al Seminario Menor de Tlalpan.En entrevista con MILENIO, Tania Itzel comentó que en ese momento accedió a internarse para hacerse sacerdote, pues creyó que en ese lugar podría despejar su mente y saber qué sucedía con su cuerpo. “No me sentía ni homosexual ni afeminado, no sabía qué era lo que me pasaba. Llegó un momento en que tenía tantos bloqueos en mi mente que me resigné y pensé que ese era mi camino, siempre he acudido a la Iglesia y participado en algunas labores de altruismo”, recordó. Mientras se preparaba para ser sacerdote se esmeraba en enfocar sus sentidos hacia sus estudios de teología y filosofía, para ver si de esa forma lograba distraer su mente y dejaba de sentirse como una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre. “Había algo de me decía que esa no era mi vocación”.
Al llegar al primer curso del Seminario Mayor y a tres años de terminar la carrera de seminarista, Tanía recibió “el mensaje divino” que esperaba cuando, en la biblioteca, encontró un libro que hablaba sobre las personas hermafroditas (quienes poseen ambos sexos). En ese momento pensó que su problema podría ser similar al de las personas intersexuales y tomó la decisión de abandonar sus estudios, “manchar” la alegría de sus padres y hermanos, quienes daban “brincos de alegría porque tendrían un sacerdote en la familia”, pero sobre todo enfrentar a Norberto Rivera, quien en ese entonces formaba parte del Seminario Mayor.
“Todavía no sabía que era una persona transexual, lo único que le pude explicar al cardenal es que el sacerdocio no era mi vocación, porque me gustaban otras cosas, como maquillarme y vestirme de mujer”, comentó.Indicó que después de haberle manifestado su deseo de abandonar el seminario, el cardenal le ofreció que saliera del internado por un año y, al término regresara para continuar con sus estudios.
“Me dijo que me daba un año para que saliera y viera todo lo mundano y me convenciera de que ese era mi camino”. Sin embargo, abundó, durante ese tiempo reafirmó su decisión y renunció definitivamente al seminario para ingresar a la Universidad Nacional Autónoma de México, donde cursó la Licenciatura en Periodismo.
A los 25 años, Tania conoció a una serie de personas que la llevaron a diversas organizaciones de transexuales, donde entendió que su necesidad era someterse a tratamientos hormonales y quirúrgicos para cambiar de sexo, procedimiento en el cual se encuentra.
“No me arrepiento, ese no era mi camino. Aunque así hubiera sido, la Iglesia no toleraría que un sacerdote se someta a operaciones para convertirse en monja”, comentó. A decir de Tania, en la religión católica es más aceptable una persona homosexual o lesbiana que una transexual o transgénero.
“Tienen la creencia de que los transexuales atentamos contra la naturaleza; no comprenden que nuestra condición no es por preferencia, sino por un problema genético”. Pese a que la Iglesia católica insiste en que “los transexuales deben aprender a vivir con el sexo con el cual nacieron”, Tania aseguró que en ningún momento le han cerrado las puertas de su parroquia.
Apoya las actividades que se realizan en la Parroquia San Juan de Los Lagos a favor de personas discapacitadas y continúa participando en una Rondalla que se formó desde que era acólito. Tania Itzel dijo que su paso por el seminario le proporcionó “los valores y la moral” suficientes para no caer en la prostitución, como sucede con la gran mayoría de las personas que son discriminadas de los empleos por su condición transexual.

La iniciativa
A finales de enero de este año, Jorge Carlos Díaz-Cuervo presentó la iniciativa de ley para permitir el cambio de sexo en el Distrito Federal, por la vía legal y quirúrgica.El 6 de marzo pasado, la Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa turnó la iniciativa a las comisiones unidas de Salud y Administración y Procuración de Justicia para su dictamen.PRD, PRI y Panal apoyan la iniciativa sólo en la parte legal, porque aseguran que el GDF no debe aportar recursos para la operaciones de cambio de sexo. El PAN se opone totalmente a la reforma.

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