martes, septiembre 09, 2008

Editorial Letra S

Editorial*

El tiro les salió por la culata a quienes impugnaron en la Suprema Corte de Justicia de la Nación las reformas legislativas que despenalizan el aborto hasta las 12 semanas de embarazo en el Distrito Federal. El fallo del máximo tribunal del país no sólo confirmó la constitucionalidad de dichas reformas sino que refrendó el derecho de las mujeres a decidir sobre su vida reproductiva, y con ello le dio a unas leyes locales una trascendencia e impacto nacionales, como apuntó el ministro presidente de dicha Corte.

La razón se impuso al prejuicio, como bien afirmó Marcelo Ebrard, jefe de gobierno capitalino, porque si algo se ha demostrado con creces es lo irracional que resulta tratar de enfrentar un problema como el aborto metiendo a la cárcel a las mujeres que lo practican. Penalizar la práctica del aborto no sólo no resuelve el problema sino que lo magnifica, provoca más muertes que el número de vidas que busca proteger.

Es una medida que ha demostrado su ineficacia porque no sólo no protege a cabalidad la vida del embrión sino que expone la vida de la madre. Sólo ha servido para expiar conciencias de jueces, presidentes de comisiones nacionales de derechos humanos, arzobispos primados, gobernantes y legisladores devotos.

El aborto es un problema que debe enfrentarse de una manera integral. Por ello resulta muy oportuno el libro de sexualidad que el gobierno capitalino está distribuyendo en estos días. La educación en sexualidad y el respeto a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres es el mejor camino para enfrentar el problema del aborto. Resulta impostergable difundir entre las mujeres, sobre todo las adolescentes, este derecho refrendado por las y los ministros de la SCJN, para acabar con los abortos clandestinos y evitar que las mujeres expongan sus vidas y su salud innecesariamente.

* Publicado en el suplemento Letra S, 4 de septiembre de 2008.

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