lunes, marzo 24, 2008

Trata de mujeres llega a la televisión

Le enviamos el artículo publicado el día viernes 14 de marzo del 08 en el periodico: Diario Monitor Sección: Análisis Pág. 9




Marcela Valente


La telenovela, de probada eficacia en América Latina para exponer problemas
sociales, ahora aborda en Argentina un asunto silenciado por los noticieros: la desaparición de mujeres con fines de explotación sexual. Vidas robadas es una tira diaria que comenzó a emitir este mes el canal privado Telefé y ya es un éxito de audiencia. Se estima que el culebrón, protagonizado por el actor Facundo Arana y la veterana actriz Soledad Silveyra, fue seguido por dos millones de espectadores cada noche en su primera semana.

La idea de apelar a una trama de ficción basada en una historia real ya había resultado exitosa con Montecristo, una telenovela de 2006 que relató los avatares de una hija de desaparecidos durante la última dictadura militar (1976-1983), a quien sus apropiadores le ocultaron su verdadera identidad.

La telenovela, que fue la más vista en la historia de la televisión argentina hasta ahora, se vendió luego a Chile, México, Portugal y Uruguay.

Vidas robadas arranca con el secuestro de una joven de familia humilde que cae en manos de una red de trata de personas que la forzará a prostituirse. Tiene como principal villano al jefe de la organización mafiosa y muestra la complicidad del Estado y la sociedad en el ocultamiento del delito.

Al finalizar la emisión del primer capítulo, el canal de televisión emitió el programa
Humanos en el camino, que presentó un informe de casos reales de mujeres
víctimas de la trata de personas en Argentina. Las mediciones de audiencia indicaron que los espectadores no pulsaron los botones de sus controles remotos para cambiar de canal.

Silveyra, quien representa a la madre de la secuestrada, se reunió varias veces con Susana Trimarco, madre de Marita Verón, una joven raptada en 2002 en la norteña provincia de Tucumán, presuntamente vendida a un prostíbulo.

La joven permanece desaparecida, pero la búsqueda que emprendió su madre permitió encontrar y liberar a cientos de mujeres, muchas de ellas extranjeras.

La trata de personas ya fue abordada con éxito en culebrones de Brasil y Colombia.
Sin embargo, las historias reales de las muchachas secuestradas en Argentina
resultan más rocambolescas que las de ficción.

En 2004 Andrea López desapareció. Tenía 26 años y un hijo de tres con su pareja,
Víctor Purreta, dueño de dos prostíbulos en la provincia de Buenos Aires. El hombre fue condenado a prisión por forzar a la joven a trabajar como prostituta pero, ya en libertad, aseguró no saber nada sobre su paradero.

La madre de López, Julia Ferreira, contó que sufre con la novela pero a la vez cree que la difusión del problema puede ayudar a la gente “a enterarse de lo que está pasando, a apiadarse de nosotros y a brindar datos que nos ayuden a encontrar a las chicas”.“Yo, por vergüenza o ignorancia, nunca había pedido ayuda, pero ahora pienso que si lo hubiera hecho cuando mi hija era golpeada por su marido, quizás ella no hubiera desaparecido”, señaló. Ahora apenas tiene pistas que sugieren que la joven podría haber estado en un prostíbulo de la provincia de Córdoba, pero nada firme.

El único testigo que dijo haber visto a la muchacha en uno de los burdeles de Purreta apareció ahorcado y con una mordaza en la boca, “un asesinato mafioso por el que nunca se acusó a nadie”, relató Ferreira.

La mujer, quien vive en la central provincia de La Pampa, se hizo cargo de su nieto, quien ya tiene siete años, y debió aceptar que Purreta fuera beneficiado con un régimen de visitas. “Como la justicia sostiene que mi hija abandonó el hogar, le da derecho a él, que obligaba a mi hija a prostituirse, a llevarse a la criatura los fines de semana”, se lamentó.

Ferreira está convencida de que Purreta sabe qué pasó y no lo dice. “Él declaró que se despertó y ella no estaba, pero a mí me lo dijo 20 días después. Yo me pregunto: ¿si él sabía que cada vez que le pegaba a mi hija ella venía a mi casa, por qué esa vez no llamó para preguntarme si estaba conmigo?”.Si bien no hay datos oficiales, organizaciones de mujeres denuncian que en Argentina hay cerca de 500 jóvenes desaparecidas que podrían estar en manos de estas redes. Algunas son secuestradas, otras tentadas por avisos de trabajos bien remunerados en otras provincias o en otros países. Las activistas no consiguen la sanción de una ley que persiga este delito
y atienda a las víctimas. Denuncian falta de voluntad política. “No vemos demasiado
interés del Estado en destinar recursos a este tema”, dijo la abogada Marta Fontenla , de la Asociación de Trabajo y Estudios sobre la Mujer. “La novela es muy importante porque permite que se tome conciencia y se hable del problema, mi única preocupación
es que se quede sólo en los casos de chicas secuestradas, cuando en verdad las que no fueron forzadas a ese extremo también son víctimas si cayeron en una red”, explicó.

Fontenla considera necesario que Argentina tenga una ley que persiga al tratante
y que no obligue a las mujeres mayores de 18 años a demostrar que sus captores las engañaron o apelaron a la violencia para obligarlas a prostituirse, como establece un proyecto que trató el Congreso legislativo en 2007 pero no llegó a ser aprobado por ambas cámaras.

Sara Torres , coordinadora de la Red No a la Trata, también planteó la necesidad de ir más allá de la historia de ficción. “La telenovela es un hecho auspicioso porque hace visible el problema, pero no hay que quedarse allí”, advirtió. “En Argentina el tema está en ascenso, porque a pesar de que el proxenetismo está prohibido se siguen abriendo burdeles todos los días”, denunció.

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